¿De donde se origino la ofrenda?
En el décimo mes del calendario se
celebraba la Ueymicailhuitl o fiesta de los muertos grandes. Esta celebración
se llevaba a cabo alrededor del 5 de agosto, cuando decían que caía el xócotl.
En esta fiesta se realizaban procesiones que concluían con rondas en torno al
árbol. Se acostumbraba realizar sacrificios de personas y se hacían grandes
comidas. Después, ponían una figura de bledo en la punta del árbol y danzaban,
vestidos con plumas preciosas y cascabeles. Al finalizar la fiesta, los jóvenes
subían al árbol para quitar la figura, se derribaba el xócotl y terminaba la
celebración. En esta fiesta, la gente acostumbraba colocar altares con ofrendas
para recordar a sus muertos, lo que es el antecedente del actual altar de muertos.
Desde antes de la llegada de los
españoles, antes de que la religión católica fuera impuesta en Mesoamérica,
muchas de las culturas prehispánicas tenían la creencia de una vida después de
la muerte Según sus creencias, para llegar a este lugar, las almas debían de
cruzar un río con la ayuda de un xoloitzcuintle (raza de perro); es por eso que
dentro de los ritos funerarios de los mayas se encontraba el de enterrar a un
perro de esta raza junto con la persona fallecida, de lo contrario, correría el
riesgo de no llegar a Xibalbá y quedarse en el camino. Después, esta creencia
se vio reafirmada con la introducción a la cultura de la religión católica; de
acuerdo a la religión católica existe la idea de un cielo y un infierno
(dependiendo de su comportamiento en vida), es decir, la creencia de una vida
después de la muerte.
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